Como
de costumbre, me levanto a las seis de la mañana para ir a la escuela, desayuno
y salgo. Últimamente, no me puedo concentrar tanto, ya que se acerca la fecha
en la que asesinaron a mi madre. Pasó hace tres años, cuando tenía 14, pero no pudieron
resolver el caso por falta de pistas. Me da mucha impotencia y, como siempre en
estas fechas, siento muy presente a mi madre, lloro casi todas las noches.
Son
las cinco de la tarde y acabo de llegar de mi clase de hockey. El entrenador me noto’ desconcentrada
y desanimada y me lo comentó. Yo, para no sacar el tema, le dije que no había tenido
un buen día. Me voy a bañar. Mi papa me gritó que baje a comer, me cocinó mi
comida favorita, pero ni eso me levanto el ánimo.
Apenas
termine de comer me fui a dormir, tuve un suelo raro que llamó mi atención:
Estaba en el cementerio junto con mi familia, veo a una mujer pelirroja, nunca
la había visto antes. La mujer empieza a correr, la sigo. Llegamos a un lugar
sin salida, se dio vuelta y me dijo: “Yo sé la verdad”. Sonó la alarma y me desperté.
Supongo que tiene que ver con la muerte de mi madre, pero “¿Yo sé la verdad?” No entiendo. No le
di importancia, solo fue un sueño.
Seguí
mi día como todos los días. Cuando volvía del entrenamiento, estaba a dos cuadras
de mi casa, cuando me choque con una mujer. Le pedí perdón y la mire: ¡Era la
mujer del sueño! Me vio y siguió caminando. Cuando me di cuenta que era ella,
la empecé a seguir. Era todo muy extraño, quizás tenía algo que ver con la
muerte de mi madre. La estuve siguiendo a lo largo de cinco cuadras, no había nada
que llamase mi atención. Justo me llamo mi papa, me preguntó dónde estaba. Le
dije que estaba yendo. Entonces, la mujer del sueño entro a una casa, supuse
que era de ella. Anote la dirección para volver al otro día y me fui. No tome
conciencia del tiempo, cuando llegué ya estaba la cena lista.
Al
otro día, después de la escuela, le dije a mi papa que iría a lo de unas
amigas, cuando en realidad volví a la dirección que había anotado. Llegue,
toque timbre, pero nadie respondió, volví a tocar. Lo mismo. Estaba
desesperada, necesitaba una respuesta.
La puerta estaba cerrada, me fije debajo de una maseta y encontré la
llave, me arme de valor y entre. Parecía una casa normal, en los cuartos no había
nada, solo me faltaba el sótano. Baje y me quede impactada, había mucha información
sobre el caso de mi madre. Escuche un ruido de pasos, le saque una foto y me
fui. Cuando llegue a casa, no menciono el tema, estaba decidida: al otro día volvería
a esa casa a hablar con la mujer.
Efectivamente
vuelvo a la casa, toque el timbre, me abrió la mujer del sueño:
-Soy
María Rodríguez-digo
La
mujer, sorprendida, me invita a pasar y me ofrece algo de comer.
-¿Quién
sos y cómo conoces a mi mama?- pregunté.
-Soy
Sandra Martínez, una amiga de la infancia de tu madre.
-¿Qué
sabes sobre su caso? Vi tu sótano…
-Cuando
me entere lo que le pasó a tu madre y que el caso no estaba cerrado, decidí
investigar por mi cuenta. Fue muy difícil, pero a través de un contacto conseguí
la ropa que uso tu mama el día de su muerte y la autopsia. Dentro de unos
bolsillos de su campera había polvo de una pastilla que era mortal, y en la
ropa aparecían restos de esa pastilla- respondió.
-¿Y cómo
la policía no lo resolvió?- pregunto.
-Porque
no le dieron importancia. Al final determine que tu mama se suicido- me respondió.
Yo,
llena de lágrimas, no paraba de preguntarme porque lo había hecho. Sandra lloraba
conmigo y me decía que nunca lo íbamos a saber. Me fui corriendo hasta mi casa
y se lo conté a mi papa. Se quedo sorprendido.
Luego
de unos días de procesar el hecho, decidimos junto con mi papa y Sandra llevar
la investigación a la policía.
Mejor, aunque todavía hay bastantes problemas con el uso de los tiempos verbales.
ResponderEliminarlos cambie a todos como me pusiste vos, si hay mas ¿porque no están marcados?
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