domingo, 27 de mayo de 2018

Los Gremlins.


Había una vez una pequeña familia integrada por Mario, un hombre adulto de unos 40 años, inteligente, amistoso y cariñoso, y Lara, la hija de Mario, de unos 7 años, rubia, miedosa, caprichosa y muy tierna.
Faltaban pocas horas para la víspera de Navidad y Lara esperaba ansiosa su regalo: hacía una que había hecho su carta. Amaba la Navidad, y su parte favorita era cuando le obsequiaban su regalo.
Mario estaba muy triste porque no tenía la plata suficiente para comprarle todo lo que ella quería, y sabía  que, si no le compraba nada, no le gustaría. Salió a la calle para ver si encontraba alguna oferta, pero no encontró nada. Estaba volviendo a su casa, y se encontró en su puerta con una caja blanca y grande con la palabra “Gremlins”. ¿Quién habrá dejado esa caja? ¿Será un regalo de Navidad? ¿Qué significará la palabra Gremlins?
Entró a su casa, buscó su computadora u empezó a investigar. Después de una hora, encontró que ellos eran muñecos extraños, pequeños y adorables. Al saber eso, abrió la caja y se encontró con una sorpresa: los Gremlins estaban ahí. Al principio le causó miedo e impresión, pero al mirarlos de otra manera le parecieron tiernos y muy lindos. Cuando se dios cuenta ya eran las 11:30, por lo que se le ocurrió la genial idea de regalarle los Gremlins a Lara.
Cuando llegaron las 12:00, Mario fue inmediatamente a ponerle el obsequio debajo del arbolito. Como estaba todo preparado, llamó a Lara, quien fue muy emocionada, bajó de su habitación y vio la caja blanca, la abrió y se encontró con los Gremlins:
-Papá, ¿Qué son esos monstruos?
-Son Gremlins, Lara-respondió  Mario.
-¡Eso no es lo que yo pedí!-exclamó ella.           
-Lara, es lo único que te pude regala. Hay gente que no recibe nada-dijo el.
Lara se quedó callada y, sin decir nada, se fue a su habitación. Mario dejó a los Gremlins debajo del árbol y se fue a dormir. Lara estaba muy enojada, triste y decepcionada. Fue a buscar un vaso de agua, paso por al lado del árbol, vio la caja con los Gremlins, pero siguió caminando. Agarró su vaso de agua y fue a su cuarto. Cuando estaba a punto de dormirse, escuchó un ruido. Asustada, asomó la cabeza por la puerta de la habitación, pero no vio nada y volvió a su cama.
Al otro día, Mario se fue a trabajar y Lara se quedó sola en la casa. Ella se despertó, se preparó el desayuno, prendió la televisión y puso una película. La estaba mirando u escuchó a alguien decir: “Lara, Lara, ven aquí Lara”. Ella siguió el sonido y llegó  a la caja de los Gremlins, la abrió y pensó: No puede ser que me hablen unos muñecos. Estoy loca. Dio media vuelta, volvió a mirar la televisión y se durmió. Al despertarse vio a su papá y le dijo:
-¡Hola, papi¡ ¿Cómo te fue en el trabajo?
-Lara, ¿Qué hiciste?; ¡Rompiste la única foto que tenia con mi mamá!-le dijo Mario alterado-¿Todo esto es porque no te di lo que vos querías?
-Papá, ¿de que estás hablando?-le preguntó ella-      
-Lara, no te hagas, vete a tu habitación, estás castigada.
Sin entender nada, Lara se  fue a su cuarto preguntándose qué había pasado. Pronto llego a la conclusión de que los Gremlins habían sido, que ellos fueron los culpables de todo. Inmediatamente, fue al cuarto de su padre y le explicó todo. Obviamente, él no le creyó y pensó que todo era una excusa y le dijo que solo eran simples muñecos. Lara volvió a su cuarto y se encontró con los Gremlins.
-Ya sé que están vivos, sé que ustedes me llamaron, sé que rompieron la foto de mi papá, sé todo.
-Vos nos des despreciaste, así que pagarás el precio-le dijeron ellos.
Sin decir nada, la mataron con un cuchillo, Lara gritó y Mario la escuchó. Entro desesperado a la habitación y vio a Lara sangrando y con un cuchillo en su pecho. Y a los Gremlins.
Sintió mucha culpa por no haberle creído y mucha tristeza porque su hija había sido asesinada, Entonces, echó nafta sobre los muñecos, prendió un fosforo y quemó a los Gremlins.